Mientras
ocurren terremotos y huracanes al otro lado del Atlántico; por este lado puedo
experimentar en miniatura el misterio de Su soberanía.
Mañana viernes
a las 7 p.m. hora local, tendremos un pequeño evento de inauguración del nuevo
centro de trabajo. Vendrán representantes del gobierno local y representantes
de otras entidades.
Hemos
invitado a diferentes asociaciones del barrio y hemos incluido a dos
asociaciones musulmanas. Lo curioso es que no pude enlazar con los presidentes
de las mismas. Pues en una de ellas no se conecta la llamada telefónica y de la
segunda perdí el teléfono.
Soberanamente
sufrí anoche miércoles dolores abdominales intensos y tuve que ir de
emergencias a uno de los centros asistenciales de la ciudad. Como mi caso no
era de vida o muerte en total estuvimos por tres horas en el proceso. Al final
del tiempo a eso de la una de la mañana mientras estoy sentado en la sala y ya
quedando unas tres personas conmigo; veo que entra de repente el presidente de
la asociación musulmana más grande de la ciudad; quien venía a recoger a su
hijo que había sufrido un esguince de tobillo de segundo grado. Así que nos
saludamos, conversamos y pude invitarle personalmente a nuestro evento de
inauguración.
Un
tobillo lastimado y unos intestinos retorcidos que permitieron que se cumpliera
lo que creo que era el deseo del Señor. Poder invitar a este hombre y poder dar
testimonio a la comunidad musulmana de que Dios los ama.
No
puedo responder a la pregunta del dolor y sufrimiento causado por huracanes y
terremotos y es cierto que el dolor abdominal y el dolor de un tobillo no se
comparan con los dolores causados por desastres de la naturaleza. Sin embargo;
lo que sí sé, es que Dios es bueno. Y que, aunque hoy no entienda todo el
panorama de todo lo que sucede en este mundo; puedo confiar que todo está en
sus manos.
¿No se venden dos
pajarillos por un cuarto? Y, sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin
permitirlo vuestro Padre. Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos
contados. Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos. (Mateo
10:29-31)